lunes, 12 de octubre de 2009

Saalam Bombay.

Estoy perezoso para escribir.
Solo llevo tres dias en Mumbay, pero parece que sean muchos mas.

El viaje de ida resulto bastante ajetrado.
El avion que debia llevarme a Londres se retraso tres horas, asi que perdi el vuelo a Mumbay.
Tuve que hacer noche en Londres y, hasta la manana siguiente (esto de escribir en un teclado ingles, sin acentos ni letras n-oh Dios mio-resulta de lo mas fastidioso)... pues digo que, hasta la manan siguiente no pude tomar un avion que me llevara a la India.

Varias personas nos vimos en la misma situacion. Primero atrapados en Barajas, sin saber si ibamos a salir esa misma noche o no, y luego en el hotel, y buscando nuestro vuelo y nuestras maletas por los largos pasillos de Heathrow, compartiendo inconvenientes y encontrarndo, entre todos, la manera de reirnos de la situacion.

Habia una mujer india encantadora, que pasaria de los sesenta, pero aparentaba cincuenta, y un capitan del ejercito, alto y delgado, que sonreia siempre con simpatia. Y un matrimonio de Calcuta, con dos hijos nacidos en las Canarias que tenian acento de Las Palmas.
Habia tambien un catalan, que no sabia nada de ingles pero al que no le importaba explicarle a todo el mundo en castellano (le entendieran o no) que iba a Kuwait a trabajar en la construccion de un aereopuerto. Era carpintero del aluminio y hablaba de su trabajo con pasion, pero miraba para dentro. Sus ojos no pasaban nunca mas alla de los cristales de sus gafas y detras de sus pupilas se veian reflejados los armazones metalicos, las vigas y el brillo de las chispas del grupo de soldadura.
Y habia tambien un hombre de negocios que tenia una reunion en Port Moresby (a la que supongo que jamas llego), que sonreia al hablar, y miraba siempre hacia afuera, con calidez, pero con tristeza.

Al final salimos a las once de la manana del jueves y llegamos a Mumbay a las doce y media de la noche.
El taxi del Hotel estaba esperando en el aereopuerto como habiamos acordado, y me condujo a toda velocidad por las oscuras callejuelas de la ciudad.
Los viejos edificios coloniales, con las fachadas roidas por el tiempo y la humedad, los modernos rascacielos brillando contra el cielo, las casuchas de los pobres, gente durmiendo por la calle, grupos de perros hurgando en los montones de basura y dos vacas husmeando pensativas el asfalto.

Cuando, por fin llegue a la habitacion del hotel eran ya las dos de la madrugada.
Habia salido de un extremo del mundo a las o0nce de la manana y llegado al otro a las doce de la noche despues de solo ocho horas de viaje.
Donde estan las cinco horas que me faltan?
Creo que las devuelven a la vuelta.

(Claro, tampoco hay signo de inico de interrogacion)

Sugarglider 11/10/09

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