jueves, 5 de marzo de 2009

Las Musas de las Aguas

En verano me encanta ir a bañarme en el río.
Por la tarde, al salir de trabajar, o cuando estoy librando entre semana, que casi no hay gente. Tengo ya mis pozas favoritas... mis pozas que, egoistamente considero tan mías, que me molesta muchísimo cuando encuentro que alguien ha llegado a disfrutarlas antes que yo.
Como si se me hubieran metido sin permiso en el salón de mi casa.
El río es libre, no me pertenece, ni a mí ni a nadie.
No tengo derecho a molestarme por una intrusión que no es tal si no en mi imaginación.
Pero me molesta, no puedo evitarlo.
En la soledad del bosque, el baño se ha convertido para mi casi en un ritual.
Me desnudo, y sintiendo la tibieza del sol en mi piel, meto los pies en al agua helada. Cierro los ojos y mentalmente doy gracias a la ondina que habita la poza.
Y entro.
Dejando que el agua me envuelva en su gélido abrazo. Escuchando su murmullo, aspirando su olor a musgo.
Y me sumerjo por completo y en mis oidos resuena el eco de mil guijarros que danzan al son de la corriente.
Cuando regreso a la superfie, tengo la sensación de volver de otro mundo.
De nuevo se escuchan los cantos de los pájaros y el sonido del viento en las copas de los pinos.
Me tumbo al sol en una piedra.
En las hierbas de la orilla, como caballeros medievales defendiendo su puente, montan guardia metálicos caballitos del diablo de brillantes alas azules.
Brandan ha sabido captar en sus fotos toda la magia de ese mundo en tresdimensiones, extraño y transparente.
Mil felicidades.


Y gracias.


Texto: Sugarglider


Exposición: Las Musas del Agua.
Por Brandan.